Comentario Literario sobre "Diamantes y Pedernales" de José María Arguedas
- 17 ene 2024
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La obra "Diamantes y Pedernales," publicada en 1954 con una reedición de "Agua," se compone de seis capítulos y 23 escenas escritas en prosa ficcional. José María Arguedas, nacido el 18 de enero de 1911 en Andahuaylas, Apurímac, Perú, es reconocido por desafiar el "indigenismo" mal visto en la época. Además de estudiar literatura en la Universidad Mayor de San Marcos, Arguedas se sumergió en la etnología para comprender y comparar diferentes culturas del mundo antiguo, caracterizando su enfoque literario.
La obra presenta la vida en el Perú de 1920, marcada por las distintas clases sociales y la discriminación hacia aquellos provenientes de la sierra. Arguedas, influenciado por Mariátegui, abogó por el reconocimiento de la cultura quechua, contrastando con escritores europeos que no capturaron la esencia de esta cultura milenaria. En este contexto, la obra refleja la situación socioeconómica del Perú bajo el gobierno de Leguía y la presencia de una generación del cincuenta conformada por destacados escritores y poetas.
Arguedas planificó plasmar en sus obras la realidad de un Perú atravesando momentos difíciles, especialmente en términos de discriminación, convirtiéndose en una forma de reclamo social.
La narrativa sigue la historia de Mariano, un hombre considerado "Upa" en todos los lugares, quien abandona su pueblo influenciado por su hermano Antolín. Llega a una ciudad donde los todopoderosos, liderados por Don Aparicio, hijo de una mujer influyente que posee la mayoría de los indígenas de la ciudad, marcan la pauta. Mariano, complaciente con el terrateniente, se ve envuelto en un asesinato tras una visita a la Ocobambina Irma y su disputa amorosa con Adelaida, la hija de la viuda.
En el fragmento del capítulo V, se destaca la conquista y rapto de Irma como una aventura común durante una fiesta para agasajar a Don Aparicio. Se exploran las ideas secundarias de Irma, hija de una familia no muy prominente en la Laguna de Ocobamba, simbolizando el orgullo del distrito. Don Aparicio se presenta como un hombre vil capaz de conseguir lo que desea solo por sus riquezas.
En el fragmento del segundo párrafo del capítulo II, se describe un espacio abierto en la sierra del Perú, en la casa de Mariano. El autor utiliza técnicas narrativas como el orden temporal cronológico, la duración temporal en elipsis y la frecuencia temporal en relato singulativo. El narrador omnisciente presenta la obra en detalle, empleando abundantemente adjetivos, verbos, adverbios y figuras literarias como la anáfora: “lo seguían, lo alcanzaban, lo sacudían”; la asíndeton: “Le halago lentamente, lo deslumbró; hizo que se decidiera” y la gradación; “quizá hay candela, infierno, en su alma” (Capitulo II, pág. 3, 1954).
La obra, al mencionar el trato distinto a Mariano y a los indígenas oprimidos, es objetiva al exponer la sociedad de ese entonces. Se destaca la admirable capacidad del autor para narrar una realidad triste y desconocida hasta ese momento, revelando las diferencias de trato en el Perú de los años 1920. El problema de la discriminación, reclamo social en la obra, sigue siendo relevante en la actualidad.
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